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dilluns, 28 de novembre del 2011

Un género propio



Hace años, aunque parezca mentira, existía una industria cinematográfica netamente europea y los espectadores españoles distinguíamos muy fácilmente tipos de películas que pertenecían a diferentes géneros: el horror gótico usualmente británico, el polar francés y el giallo italiano son ejemplos clarísimos de un cine con identidad propia al margen de la presencia siempre poderosa de la industria estadounidense en unas décadas de mitad del siglo pasado en las que gloriosas sesiones dobles llenaban el fin de semana de imágenes cercanas y rostros conocidos, un festín para el cinéfilo siempre ojo avizor atento a descubrir la buena pieza entre tanta película.

Después de haber trabajado como guionista en varias películas de diversos géneros, entre ellas algún famoso espagueti-western, Darío Argento consiguió la oportunidad de llevar a la pantalla como máximo responsable una de sus historias y tomó la sabia decisión de apoyarse en una trama que bebía directamente de la literatura más popular en la Italia de finales de los años sesenta, lo que de denominó Giallo precisamente porque las portadas de aquellos volúmenes usualmente se presentaban sobre una base de color amarillo, es decir, giallo.


De hecho el reconocimiento de un género cinematográfico con ese nombre proviene históricamente de unos años antes cuando el ahora casi desconocido Mario Bava presentó una película con claras reminiscencias hitchcoknianas en su título, La muchacha que sabía demasiado y evidentemente dicha inspiración en las películas del orondo británico no es casual para el guionista italiano reconvertido en director ya que en su ópera prima Argento basará la fuerza del relato y por ende la resolución del enigma que plantea en elementos insertos en el subconsciente de su protagonista, no por casualidad un joven escritor estadounidense que se halla viviendo en Roma y trabajando en una tesis relativa a la ornitología.

Con L'uccello dalle piume di cristallo (1970) (El pájaro de las plumas de cristal) Darío Argento consiguió no tan sólo un enorme éxito crítico y comercial en Europa sino que mucho más allá, sentó las bases para un género que hasta entonces estaba como quien dice en fase de gestación: Argento en su primera película define las claves prototípicas de una serie de películas que luego aparecerán llegando incluso a cruzar el charco: seriales asesinos sangrientos que se ceban en mujeres indefensas y protagonistas que se obsesionan en la persecución del criminal quedando al margen los funcionarios policiales, ambientes sórdidos y oscuros, personajes secundarios alejados de la normalidad.

Sam Dalmas (Tony Musante) es ése americano que vive en una Roma desconocida o mejor dicho menos vista: una Roma habitual, callejuelas semi iluminadas que llevan a un ático nada lujoso acorde con un edificio en semi ruina, camino del que una noche, andando de vuelta de su trabajo, Sam observa en una galería de arte unas sombras peleando: de pronto ve una mujer que está herida y al acercarse a la puerta de la galería para socorrerla, queda encerrado entre dos muros de cristal: no puede menos que ver a la mujer mal herida sin ser capaz de socorrerla, atrapado en una pecera.

La aparición de la policía, llamada por un transeúnte, permitirá socorrer a la mujer pero levantará sospechas sobre Sam aunque el comisario reconoce estar más preocupado por varios asesinatos de mujeres cometidos recientemente con arma blanca, siendo la acuchillada frente a Sam la única superviviente...

Sam se obsesionará, como escritor que es, en averiguar más datos respecto a lo sucedido, pensando que al fin podrá escribir esa novela que tiene pendiente desde hace años. Su investigación tendrá como resultado una serie de ataques contra él y contra su novia, lo que acrecentará su deseo de dar con quien les amenaza.

Argento tuvo la gran suerte de contar con la colaboración de Vittorio Storaro como camarógrafo consiguiendo un discurso cinematográfico muy tenso, en ocasiones oscuro, con profusión de planos cortos para remarcar y para ocultar también aquello que le interesa al servicio de la trama que está presentada manteniendo el ritmo y el interés por la intriga sin desatender una buena presentación de la psicología del protagonista que se va entrometiendo en unas labores que no le son propias al extremo de soslayar una y otra vez el viaje de vuelta a los E.E.U.U. que ya estaba decidido de antemano: el interés por desenmascarar al culpable de los asesinatos le mantendrá en Roma y a nosotros sentados en la butaca, inmóviles hasta llegar a un final imaginativo que, una vez vista la película, le quita parte de su interés, porque la intriga es buena parte del mérito de la pieza, y en ello tiene tanta importancia el guión como la forma en que el mismo se nos ha presentado, valiéndose Argento de todo lo que en su mano estuvo, incluyendo una estupenda banda sonora de Ennio Morricone que acompaña perfectamente los momentos de máxima tensión y disimula en parte los gritos de las víctimas que ante nuestros ojos son acuchilladas sin compasión usando Argento la cámara subjetiva sin pudor alguno para conseguir una mejor identificación del espectador con la víctima.

Una ópera prima que el tiempo ha convertido en película de culto quizás porque realmente permanece como ejemplo de un género que no nació en la omnipresente industria estadounidense y que se mantuvo al margen de su influencia ya que a ella siguieron unas cuantas más, algunas con mayor interés que otras, pero todas con identidad propia y desde luego sin nada que envidiar a los productos que llegaban de otros lugares; de hecho, dejando aparte algunos aspectos meramente estéticos que han envejecido y detalles de producción ínfimos, se mantiene como una obra muy digna que, esperemos, no se vea refrita cualquier día de éstos simplemente por meter más dinero donde ya el talento de su autor hizo todo lo que debía: entretener y bien al espectador, lo que no es poco.


Tráiler






19 comentaris :

  1. Las primeras son las más dignas, aunque luego la cosa pronto degeneró, abusando del zumo de tomate, del erotismo de baja intensidad, y recreándose en la técnica improvisada. Vamos, que a Tarantino seguro que le encantan...
    Un abrazio

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  2. Yo no recuerdo haberla visto, pero sí, obviamente, conozco el género. el cine de mi pueblo, el únio cine, nos regalaba una de ellas domingo sí, domingo no.
    Dice bien Alfredo. Al final se estiró demasiado la cuerda y todo se prostituyó. Eso sí, como también apunta, este cine -como parte del cine japonés de la década- es hoy caldo de cultivo para remakes hechos por cineastas culturetas yanquis.

    Raúl

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  3. Este género, en verdad, acabó en "amarillismo" cinematográfico. Fíjate, Josep, que ya el mismo título del film "Pájaro con plumas de cristal" suena a predestinación. Con todo, tiene mérito que Argento se hiciera acompañar en sus primeros pasos en el cine por Storaro y Morricone. Nada menos.

    Salucines

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  4. Uff..! otra que no he visto pero la verdad no me apetece nada nada...un género que desconocia.
    El cartel me parece de un burdo y...¡ en fin ! Vd. sabrá que nos trae por aqui..:-(

    Besos de lunes. Milady

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  5. Estaba leyendo esta bonita crónica y se me ha hecho cortísima hoy, no me preguntes por qué. Yo siempre he dicho y, en mi opinión, que a los norteamericanos les hacen falta guionistas. Los llevan sí, pero luego empiezan a soltar cohetes, efectos de mil demonios y sales de muchas películas preguntándote: ¿Y el guión? ¿de qué iba? Nadie lo recuerda..
    A mí me apetece, por la trama. Por la música de Morricone y, como no, la fotografía de Storaro, que D. Carlos Saura quiere tanto, casi igual que moi.

    Besos!!

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  6. De Argento no he visto casi nada, compa Josep (que recuerde ahora, Tenebre y otra más, cuyo título ni recuerdo), pese a que el género, aun con toda esa cutrez en la que degeneró -como bien apuntan los comentaristas precedentes-, me resulta atractivo (no tanto, eso sí, como el terror de la Hammer, que aún me mola más...). Reseñas como la tuya, desde luego, invitan a ponerse a la tarea cuanto antes...

    Un fuerte abrazo y buena semana.

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  7. Precisamente, Alfredo, estuve a punto de mentar a Tarantino ya que evidentemente el género "pulp" que a él le encanta bebe en la misma fuente que el giallo, pero lo que en Tarantino es una vuelta al pasado, en Argento fue una traslación del papel a la pantalla.

    Un abrazo.

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  8. Según opiniones que no he acabado de leer en papel, Raúl, ese género en particular no tan sólo puede funcionar ahora como inspiración sino que también hace años desde los USA se tomó buena nota del auge de esas películas, y algún atrevido señala alguna película del Eastwood de los principios como netamente deudora, en concreto Escalofrío en la noche....

    Un abrazo.

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  9. Es que Argento ya había trabajado con Storaro y Morricone, Fernando, o por lo menos, en el mismo equipo de colaboradores de un rodaje: una piña siguiendo a Leone y prestos a levantar su propio vuelo: bertolucci también andaba por allí, y él sigue debiéndole mucho más a Storaro...

    Un abrazo.

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  10. El cartel, Milady, es representativo de una época a medio caballo entre el descuido y el barroquismo, como si no importara a veces, siendo así que otros permanecen como clásicos y son coetáneos.

    Ni que sea por constatar que hubo un género independiente de las "majors" ya vale la pena sacarla a colación y darle un buen vistazo: eso sí: puede inquietar un poquito... :-)

    Besos.

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  11. Gracias, Blanca: en ésta, el guión está cuidado porque el director fue guionista antes que mandón de rodaje y el libreto es suyo: la trama es un punto enrevesada y se soluciona de forma un tanto particular, pero si no la viste nunca, creo que te gustará, porque desde luego esos dos compañeros de Argento hacen un buen trabajo.

    Besos.

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  12. Estoy de acuerdo contigo, Manuel, en que genéricamente hablando el gótico de la Hammer gozó de mejor calidad -y abundancia- y en él podemos encontrar muy buenas piezas, pero seguro que las tres primeras películas de Argento serían una buena elección para completar ese mapa mental que tienes de la cinematografía europea...

    Un abrazo.

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  13. A ver, que todavía llego a tiempo. A mi lapelículameparece una curiosidad,tienes razón.Pero la estropea su propia puesta en escena.Esas cámarassubjetivas y esos planos no cortos,cortiiisssimos comopara darmas efecto no creas queme convencen del todo. Aunque tendría que volver a verla.Hace como 15 años´que la vi. Un saludo

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  14. No es que se me haya olvidado escribir, es que el separador no meva bien,que conste.He dicho.

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  15. Pues yo no la he visto, de hecho creo que no he visto nada del Argento italiano, pero sólo citar a los otros dos monstruos es sufuciente reclamo para verla.
    Voy a ver si la encuentro.
    Saludos
    Roy

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  16. Pues claro que llegas a tiempo, Víctor: los comentarios siempre son leídos y casi siempre respondidos.

    Esos defectos que le hallas creo que no son tan pronunciados como recuerdas aunque es cierto que marcan y datan bastante, como lo es en otras películs el excesivo uso del zoom: modismos todos ellos que, como siempre, envejecen mal.

    Un repasito no va mal: te das cuenta que, pasado tanto tiempo, todavía se estrenan cosas que podrían aprender de un tipo de cine que ya no se hace; y lo más importante es la decidida vocación de no imitar.

    Un abrazo.

    p.d.: yameparecíaamíqueteníasunproblema... :-)

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  17. No te será difícil, Roy, hallarla, porque sigue habiendo mucha cinefilia aficionada al género de películas con alguna truculencia y, como digo, esta precisamente ha devenido en señera.

    Espero que te guste.

    Un abrazo.

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  18. A mí es un género que no me interesa mucho. Si Alfredo dice que las primeras son más dignas (y tú dices que las tres primeras de él), pues eso...igual hay que ver esas y luego ya se verá...Pero insisto, con la de pelis que tengo para ver, las de este género se quedan muy atrás.
    Y coincido con abril. El cartel no me gusta.

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  19. Es un género éste, David, que mezcla la intriga policial, el suspense psicológico y se adereza con unas gotitas de terror sanguinolento.

    Creo que algunas películas mantienen su interés y han soportado bien el paso del tiempo y la aparición de otras que beben en sus fuentes.

    Un abrazo.

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